Terapia del dolor apilado* with thefantazy.com
Una sesión en el estante, unas duras huelgas de cola en su cuerpo desnudo trae las lágrimas para este esclavo sazonado. Sus piernas atadas, tobillos cerca de sus orejas, el látigo le golpea el culo y disparos aleatorios de piernas. Su piel se vuelve roja de las heridas infligidas por el látigo del perro y la serpiente de cola única, se levanta. El sonido de los látigos resuena, los gritos se mezclan con las súplicas de que se detenga el Maestro. El tiempo se extiende, el movimiento es limitado, el dolor se quema helado caliente. El olor de cuero y el miedo llena la nariz invertido por dichas mordidas finales de los látigos dolorosos como lluvia caen. Y todo a mi vista completa, verlos morder uno a la vez, sintiendo como si mi carne estuviera siendo despojada. No hay otra opción que amar el dolor y soportar el curso, una vida de sufrimiento para que otros disfruten.